La Santa Inquisición, fue un tribunal eclesiástico que persiguió la herejía.
La palabra Inquisición tiene su origen en el latín “inquiro”, que significa buscar, e “inquisito”: búsqueda.
Su misión era buscar y castigar a los herejes. Es necesario aclarar que no existió sólo una Inquisición, aunque las más conocidas fueron dos:
La Inquisición Medieval que estuvo bajo el mando directo del Papa, y sus orígenes están en la persecución de los cátaros o albigenses, quienes eran considerados sectarios por criticar los excesivos lujos de la Iglesia.
La Inquisición Española: Este Tribunal perseguía a los “judaizantes” (judíos convertidos al cristianismo que secretamente mantenían sus tradiciones). Ésta, a diferencia de las demás inquisiciones, estuvo al mando del Estado, y comenzó con los Reyes Católicos en 1478 y se disolvió por completo en 1834.
Existieron otras cuantas como la portuguesa y la romana, ambas bajo la autoridad del Papa.
¿Bastaba un rumor para acusar a alguien?
Si bien es cierto que los procesos de la Inquisición se alejaban del Derecho Romano y del conocido procedimiento acusatorio (en el que las partes, acusado y perjudicado, presentaban pruebas a un juez y éste decidía en favor de uno o de otro), la mayoría de las veces el Tribunal buscaba que una acusación tuviera, por lo menos, dos quejosos para poder iniciar un proceso, y éste era muy largo.